Tontos listos y ricos ecologistas

Tontos, listos y ricos ecologistas

Ángela

11-11-2022

 

Les han dado la orden y tenemos todos los días a unos niñatos (y algunos viejunos) tirando botes de tomate, puré, o cualquier otra cosa que pueda dañar alguno de los cuadros más importantes de los museos europeos. En España los dos niñatos elegidos Futurovegetalse han echado pegamento en las manos y han jodido los marcos de ‘La maja vestida’ y ‘La maja desnuda’ de Goya expuestos en el Museo del Prado. A estos dos imbéciles sus madres no les dieron un neque cuando “les pisaban lo fregao” y se creen que pueden hacer lo que quieran, no ya en su casa, en cualquier sitio. Y el caso es que no pasa nada. Atacan las pinturas delante de la gente y nadie los coge de una oreja y los sacan a la calle. Como mucho les dicen que son unos sinvergüenzas, y poco más. Si se llevaran al menos una colleja, a lo mejor otros se lo pensaban antes de estropear una pintura que es patrimonio de todos. Y cuyo mantenimiento pagamos, por supuesto, entre todos.

Bilbo Bassaterra, el jefecillo de la organización, Futuro Vegetal, a la que pertenecen estos necios defendía el ataque en un programa de televisión: “No es vandalismo, es libertad de expresión”. Cualquier cosa es libertad de expresión según los intereses de cada uno.

Los niñatos son tan fácilmente manipulables que hacen lo que hacen por fanatismo, pero el tal Bilbo a través de su ONG recibe una subvención de gente como Aileen Getty y otros ricos que financian a organizaciones locas como esta. Dice de sí mismo en Twitter: “Ejercí la abogacía, migré por la #CrisisClimática y ahora escribo mi historia en @futurovegetal y @extinctionR”. Vamos, que vive del cuento. Bueno, de los ricos.

Futuro Vegetal, que pretende que dejemos de comer carne para salvar el planeta, está adscrita a otras organizaciones como Extinción Rebelión cuyo representante en España es el tal Bilbo.

VanGoghtomateJustOilEsta ONG y otras similares como Just Oil cuyos acólitos lanzaron sopa de tomate a Los Girasoles de Van Gogh, en la National Gallery de Londres, o el calvo que pegó su cabeza a La joven de la perla, de Vermeer en el Mauritshuis de La Haya, están financiadas por el Fondo de Emergencia Climática (Climate Emergy Found), una organización creada en 2019 en EEUU y financiada por multimillonarios como Aileen Getty, nieta de J. Paul Getty, que se hizo multimillonario con el petróleo.

 

Y es que los ricos son los más ecologistas.

No hay nada más que ver a la señora Botín, presidente del Banco Santander, que dice que para ahorrar energía en su casa la temperatura de la calefacción está a 17 grados. Y quiere ser un ejemplo para los demás. Lo dice sin el menor ápice de vergüenza. Para empezar, puede mentir descaradamente o es que ¿va a ir alguien a comprobarlo? Para continuar, ¿Cuántos coches tiene la susodicha en sus garajes? ¿Diez, veinte? La mitad eléctricos, seguro. Coches que no conduce, por supuesto, que para eso tiene chóferes. Dirá que los que gastan son ellos.

Los ricos son los mayores ecologistas porque no quieren que el populacho les estropee sus grandes fincas.

Están empeñados en que todos consumamos menos, por eso financian a las organizaciones ecologistas, para que estas les hagan el trabajo sucio, que ellos no están para esos menesteres. Para eso las pagan, y muy bien, por cierto.

Los activistas ecologistas son los mamporreros de los ricos.

CalvoLaperlaVermeerEstos grupos tan ecologistas han conseguido que los ciudadanos que pagan impuestos, tengan una vida cada vez más difícil. Ya hay trabajadores que no pueden coger el coche para ir a trabajar porque no tienen la letra pertinente para entrar en la ciudad, y con la agenda 2030 no circulará ninguno. A los ricos no les afecta lo más mínimo. Tienen para comprarse los coches eléctricos que quieran. La electricidad es carísima, pero no para ellos.

Para no contaminar el planeta, estos ecologistas dicen que tenemos que dejar de comer carne. Claro que no vamos a comer carne al precio que se está poniendo y se va a poner. Tampoco esto les afecta a los ricos, no se van a privar de sus chuletones.

Todas las medidas que exigen los ecologistas van en contra de los trabajadores. Que vayan en bici, les dicen. Un albañil se levanta a las 6 de la mañana, se coge su bici, se hace 20 30 o 50 kilómetros y se pone a enfoscar paredes una tras otra. Y al acabar su jornada, se coge la bici otros tantos kilómetros y a casita a dormir. Eso hacía mi padre, no le quedaba otra. Pero desde finales de los 60, en España, el albañil, el pintor, el mecánico, han ido con su coche al trabajo, y ahora, de vuelta a la bici. ¡Cuánto hemos progresado!

O si no en transporte público, que funciona muy bien, desde luego, pero en muchos casos se tarda en doble que con el coche. Pues te jodes, dicen los ecologistas, que hay que salvar el planeta. Si tú mueres en el intento, ¡qué nos importa! Son daños colaterales. No conozco ningún activista ecologista obrero. Sobre todo son estudiantes y profesores; y que vayan en bici a trabajar muy poquitos. No veo ninguna aglomeración en los carriles bici.

¿Quiénes se creen que son estos niñatos para decirnos a los demás lo que tenemos que comer, cómo tenemos que viajar, los hijos que hay que tener, o mejor, no tener, que sobramos muchos, cómo calentarnos en el duro invierno?

Yo animo a todos estos a que empiecen a poner en práctica lo que dicen y se coman los gusanos y los insectos que quieran; y que ni se les ocurra encender la calefacción y si quieren llamar la atención les propongo una acción en la que la naturaleza sea la protagonista. Por ejemplo, todos juntos en comandita, ecologistas destrozacuadros y los ricos que los financian cogiditos de la mano saltando con sus bicis desde los verdes montes al mar gritando al unísono «Por la salvación del planeta», mientras todas las televisiones difunden su salto por todo el mundo. Esa sí que sería una publicidad impactante, y no estropear unos cuadros que a la mayoría de la gente no les afecta en absoluto porque al fin y al cabo son minorías las que visitan los museos. En fin, es una idea tan disparatada como las vuestras, pero mucho más espectacular. Mientras tanto, dejadnos en paz. Iros a la mierda.

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