Carta a los Reyes Magos
Ángela
Queridos Reyes Magos:
Aunque un poco tarde, como siempre, os escribo con algunas peticiones (muy poca cosa, no os preocupéis), que como podéis ver no son sólo para mí. A ver si hay suerte.
-Un cinturón negro para los vaqueros.
-Un Fanton como el de Pedro Sánchez, porque por 283 euros yo no llego ni a Albacete con el coche. Me llevo a toda la familia y a mi perrito, que yo sin Calcetines no salgo a la puerta de la calle, y nos sale tirado de precio. Con ese pedazo de avión, ni hotel necesitamos.
–Un bozal para esa sinvergüenza, suspendida de militancia del PSOE de La Rioja por decir que la pobrecita Marta del Castillo»seguiría viva» si no «hubiera ido a casa de su exnovio sola y en condiciones no muy buenas«… «Y otra cosa. Sin cadáver no hay crimen«. ¿Cómo se puede ser tan mala?
-Una novia para Calcetines
– Un cerebro para Dani Mateo, que por mucho que sume sus partes, nunca conseguirá ser la hostia, siempre le faltará el cerebro.
– Un tren del s.XXI y no del s XIX (que a veces el orden de los factores sí altera el producto), para Extremadura, y para Murcia y otros tantos lugares abandonados a su suerte.
– Una ministra de justicia, antes fiscal, a la que no le parezcan un “éxito seguro” los negocios de prostitución para chantajear a cualquiera.
-Un político, un periodista, un empresario, un juez, que no esté relacionado con el sinvergüenza del comisario mafioso Villarejo.
La última petición sé que es imposible de conseguir, pero por pedirlo que no quede: Un canal de televisión, al menos uno, en el que no pongan programas de cocina. Que eso de que si algo no te gusta puedes cambiar de canal, con los programas de cocina no funciona. Pones la tele y te encuentras con dos gemelos que le ponen jengibre a las carrilladas (¿y si a alguna amiga se le ocurre prepararlas justo cuando me invita a cenar?), o con una cursi francesa haciendo turismo rural que nos muestra las maravillas que se pueden hacer con el “lapin”, o con un inglés que hasta la bechamel la mezcla con las manos ¡Qué asco! (creo que es el mismo que le pone chorizo a la paella), o los reportajes de alta cocina en el que aparecen cinco tíos, concentrados como si fueran astrofísicos observando los agujeros negros del universo, que cortan, qué digo yo, no cortan, diseccionan un calamar como si estuvieran haciendo una operación a corazón abierto, o unos niños al borde del ataque de nervios que gritan y lloran histéricos porque se les ha quemado el pastel (¿eso no es violencia infantil?), y no sé cuantos más, que son legión. Un poco de paz, por favor.
Buen viaje. Hasta el próximo año