El disparate nacional (e internacional)
Ángela
1-9-2023
Han pasado ya once días del triunfo de España en el Mundial de fútbol femenino y todavía están las televisiones (la prensa y la radio también pero son algo menos escandalosos) ocupando sus programas con el “pico” de Rubiales.
Después de tantos días se pueden sacar algunas conclusiones:
Los periodistas se han convertido en policías del régimen. La información ha desaparecido para dar paso a la propaganda. Los periodistas persiguen no sólo al supuesto infractor, sino a todo el que le rodea. Todavía no ha sido denunciado Rubiales por la supuesta víctima (¿víctima de un beso?), pero da igual, los periodistas ya han decidido que es culpable y que hay que machacarlo hasta convertirlo en un no- ciudadano, desprovisto de sus derechos más elementales. Una presentadora decía, con toda la tranquilidad del mundo, que a Rubiales había que hacerle un tratamiento psiquiátrico para quitarle su machismo. Hay que reeducarlo. Estalinismo en estado puro.
Esto de perseguir a cualquiera comenzó con el coronavirus, con los llamados periodistas persiguiendo por las calles a los que no llevaban mascarillas, preguntando a cualquier ciudadano si se había vacunado, una persecución en toda regla. Se ve que les gustó y ya no paran. Son los nuevos inquisidores.
En este momento estoy viendo en televisión la rueda de prensa de Luis de la Fuente, seleccionador nacional del equipo masculino de fútbol. En un proceso inquisitorial, al menos había un juez. Aquí, un tipo está siendo interrogado por una veintena de periodistas y ha pedido perdón más de veinte veces ¿por qué delito? Por aplaudir al jefe, como si los periodistas asistentes no aplaudieran a los suyos. No sé qué da más grima, si el tipo pidiendo perdón o los periodistas exigiéndolo. Estamos asistiendo a un proceso inquisitorial televisado.
Los cobardes abundan. Los mismos que aplaudían al capo, al minuto siguiente se reúnen para expulsarlo.
Este verano les ha venido de perlas a las televisiones. El mes de agosto comenzó con el asesinato del cirujano colombiano Edwin Arrieta, cometido, supuestamente (todavía no ha sido juzgado) por Daniel Sancho. El caso es una mina para las televisiones porque el joven es hijo de un actor famoso. Si el padre del supuesto asesino hubiera sido carpintero, ya se habrían olvidado del caso, incluso siendo agosto. Pero como el padre es famoso, no lo van a soltar la presa. Psicólogos dibujando el perfil psicológico del supuesto asesino, un tipo al que no conocen de nada, se pasean por las televisiones. Los platós de televisión convertidos en tribunales inquisitoriales.
Y como remate del verano, el pico de Rubiales, un tipo sin escrúpulos al que han mantenido como dirigente del fútbol español porque era uno de los suyos. Cuando ha dejado de interesarles, por el motivo que sea (lo del pico ha sido sólo la oportunidad) lo han tirado por el barranco.
La evolución de la izquierda: del fútbol como opio del pueblo, al fútbol vanguardia del feminismo
La izquierda acusaba a los distintos gobiernos de utilizar el fútbol para mantener a la gente distraída y alejada de los problemas reales. Ahora, tenemos dos motivos de distracción: el fútbol femenino y el masculino. Pero van mucho más allá: El fútbol femenino es la vanguardia del nuevo feminismo.
Resulta que las mujeres hemos sido sojuzgadas también por el mundo del fútbol. Pobrecitas de nosotras. No nos han dejado jugar. Da igual que las mujeres nunca hubiéramos mostrado el más mínimo interés en el fútbol, no sólo en jugar, incluso en verlo. La queja de las mujeres era que el marido se pasaba las tardes del domingo viendo o escuchando el fútbol. En cuanto tuvieron la oportunidad de comprar dos televisores, las mujeres veían sus telenovelas y los hombres el fútbol. Menos problemas familiares. Pues no, la realidad según estas feministas no era esa. La realidad es que las mujeres estaban en inferioridad de condiciones porque no las dejaban jugar al fútbol. Han tenido que luchar muchísimo para conseguirlo. En el mundo que vivimos, cualquier joven ha luchado mucho por algo; el fútbol no iba a ser menos.
La mayoría de las mujeres no entendían que a algunas nos gustara ver el despliegue de los futbolistas dentro del campo, la estrategia de un entrenador para llevar a sus jugadores al triunfo, la elegancia de Anelka, la genialidad de Guti, la inteligencia de Zidane, la fuerza de Cristiano, el fútbol extraordinario de Benzemá. Las amigas no sabían ni de qué hablaba. Ahora, según la izquierda, con el feminismo totalitario al frente, mis amigas y yo misma hemos sido sojuzgadas porque no nos han dejado jugar al fútbol. Vivir para ver.