asquerosos y lameculos
Ángela
24-6-2022
Hay decenas de vídeos en los que aparece Joe Biden manoseando a niñas pequeñas. Las sobetea delante de sus familias, políticos, periodistas, sin cortarse un pelo. En Estados Unidos un profesor no puede tocar a un niño, ni siquiera rozarle el hombro o un brazo. Si un profesor manoseara a un niño como hace Biden sería denunciado inmediatamente y expulsado del colegio. Si no detenido. Pero como hablamos de Biden, el presidente «demócrata»del país más poderoso del mundo, no pasa nada. El viejo asqueroso las toca impunemente, bajo la mirada sumisa de las propias familias de los niños. Me pregunto, si actúa así delante de la gente, qué no esconderá este tipo en su vida alejada de los focos. Este tipo da asco, pero también dan asco los que ven lo que hace y no se enfrentan a él.
Claro que siempre hay un lameculos, como Pablo Guimón, que escribía en un artículo del 6-4-2019 en El País: “Antes de que prendan los foros de amigotes en WhatsApp, indignados ante el linchamiento público de un hombre decente a manos de hordas feministas, procede aclarar que nadie lo acusa de agresión sexual. Nadie duda de su decencia”. Falso de toda falsedad. Para empezar, media humanidad duda de su decencia y no sólo poro ese motivo. Y eso de que nadie lo acusa de agresión sexual también es falso. Tara Reade, denunció en 2020 el abuso cometido contra ella por Biden cuando era asistente personal en la oficina del Senado en los años noventa. «Joe Biden me empujó contra la pared, puso las manos bajo mi falda y la penetró con sus dedos sin mi consentimiento…» Ni caso la hicieron. El Me Too, el yo si te creo, no vale para esta mujer.
Continúa Guimón: Biden, “ha sido, en sus propias palabras, un “político táctil” aficionado a tocar para conectar con compañeros de partido o interlocutores”. No, tampoco es verdad. Sólo toquetea (que no toca) a las mujeres; sus compañeros de partido le ríen las gracias.
Y sigue: “Pero, en la era MeToo, sus bromas, abrazos y besos se ven hoy bajo otra luz. “No insinúo que violara la ley, pero las transgresiones que la sociedad contempla como menores (o que ni siquiera ve como transgresiones) a menudo son notables para la persona en el extremo receptor”, escribía la semana pasada Lucy Flores, excongresista del Estado de Nevada, que acusó a Biden de haberse aproximado a ella por la espalda y besado levemente la cabeza, antes de salir al escenario para apoyarla en un acto electoral de 2014, de una manera que la hizo sentirse incómoda”. No, esto no es el Me Too. Todo lo contrario ¿Es aceptable que un jefe se acerque a una empleada, le toque el pelo y la bese en el cuello? No sé con qué tipos se codea este periodista que ve esto tan normal.
Insiste Guimón: “He ahí la clave. El MeToo ha movido el foco: de la intención del hombre al sentimiento de la mujer. Biden dijo que nunca quiso actuar de manera inapropiada”. No, si te parece va a decir que le gusta meter mano a todo lo que se mueve. ¡Lo que hay que leer!
En España está de actualidad Mónica Oltra, la recién dimitida vicepresidente de la Comunidad de Valencia. Su marido en aquel momento (la petición de divorcio la presentaron meses después de ser acusado el asqueroso, y dejó la casa común un año y pico después de la denuncia) ha sido condenado por abuso de una menor tutelada en el centro del que él era educador. El que tenía que protegerla, abusaba de ella.
Lo terrible del caso es que a la menor nunca la hicieron caso, ni en el centro donde estaba acogida ni en la Consejería a la que pertenecía el centro. Ni siquiera lo hicieron por orden judicial. Ahora, la ya exvicepresidente de la Comunidad valenciana ha sido imputada por encubrimiento, y la tía y el partido al que pertenece, Compromís, supuestamente de izquierdas, que han pedido siempre la dimisión de cualquier imputado del partido de la oposición, decía hasta hace dos días, que no dimitía por «defender la democracia» frente al «fascismo». Y lo dice sin un ápice de vergüenza.
Encubrir a un abusador de niños es asqueroso. Y tratar por todos los medios, como han hecho todos los subalternos de la jefa, de encubrir el caso, es asqueroso. No sólo tendría que dimitir la jefa, también todos los lameculos que la rodean deberían ser cesados fulminantemente.
Por cierto, ¿han salido en algún momento las del Me Too a defender a la joven abusada? No, ni una voz se ha alzado contra ese asqueroso ni ccontra la “presuntamente” encubridora de los desmanes de su marido. El “yo si te creo” se ha transformado para las del Me Too en “estás mintiendo niña”.
De hecho, sus compañeros de viaje de Podemos siguen apoyando a la “supuesta encubridora”.
Ione Belarra dice de ella que es un “Ejemplo de generosidad y compromiso con su pueblo”. El compromiso ha sido con su marido, tampoco hay que exagerar.
El inicuo ministro de nada, Alberto Garzón, la considera una «Víctima de la persecución ultra y del uso ilegítimo de la justicia”. Esto lo dice un ministro del gobierno de Sánchez. Claro, que como dice tantas gilpolleces al día…
Yolanda Díaz, la ministra del extraño prestigio, como la llama Rosa Belmonte, dice que «Ha demostrado valentía”. Valentía es denunciar al marido de la vicepresidente de un gobierno, aunque sea regional.
La cursi Irene Montero, ministra de Igualdad, pide que Oltra reciba «El agradecimiento y el cuidado colectivo por esa decisión”. Algunas son más iguales que otras, ¿no, Montero? Porque en ningún momento te has preocupado por saber cómo se encuentra la joven abusada con 14 años, ni cuando ocurrió, ni ahora, que sobrevive como puede sin medios económicos y no ha tenido ayuda de ningún tipo de tu ministerio ni de ningún otro.
Mónica García, la médica y madre dice que: “La valentía define la trayectoria de Mónica Oltra. Hoy vuelve a demostrarlo defendiendo unas políticas públicas y una acción de gobierno referentes para todos los progresistas. Un abrazo grande Oltra y a las compañeras y compañeros de Compromis”. Con referentes como esa os va a votar Rita la cantaora.
Y faltaba el que ha colocado a todos los anteriores, el gran jefe Pablo Iglesias: “El acoso contra Mónica Oltra ha sido una indecencia. Dimitir puede ser un acierto político y quizá le permita defenderse mejor, pero qué asco…”.
Sí dais mucho asco, eso no lo dudes. Porque, para que os enteréis, “progresistas”, a vosotros, no, pero al resto de los humanos nos repugna que un tipo asqueroso le coja la mano a una niña de 14 años y creyendo que está dormida, cogerle la mano y masturbarse con ella. Con el agravante de que la niña estaba bajo su tutela. ¡Qué asco!
El de Biden y el de Oltra son dos casos clarísimos de que los asquerosos están en todos los sitios. Los lameculos, también.