Fernando Arrabal
(Melilla, 11 de agosto de 1932)
Noche de boda
… le dijo que él es sol y ella la luna,
que él es el cubo y ella la esfera,
que él es el oro y ella la plata.
De todo su cuerpo salían llamas
y de todos los poros del suyo lluvia.
Al abrazarse la llama de él se mezcló con su lluvia
y se formaron infinitos arcoíris.
Y fue entonces cuando ella le enseñó
que él es el fuego y ella el agua.
Luego se enlazaron desnudos
y pronto se separaron de la tierra
y volaron lentamente.
En la cabeza llevaban coronas de mercurio.
La brisa les llevó de un lado a otro
y en ocasiones giraban en torno a sí mismos,
siempre unidos,
vertiginosamente.
Pero las coronas no se caían.
Así recorrieron en unos instantes
regiones desconocidas,
sus muslos entre los suyos,
su mejilla sobre la suya
y las dos coronas tocándose.
Al terminar las últimas convulsiones,
de nuevo volvieron a la tierra.
Las coronas les habían penetrado
y el rocío resbalaba,
por los siglos de los siglos.
Credo quia confusum
Poesía reunida
Edición, preámbulo y selección Raúl Herrero
La rama dorada
Huerga y Fierro Editores