Carlos Pellicer
(Tabasco, 16 de enero de 1897- Ciudad de México, 16 de febrero de 1977)
Era mi corazón piedra de río
Era mi corazón piedra de río
que sin saber por qué daba remanso,
era el niño del agua, era el descanso
de hojas y nubes y brillante frío.
Alguien algo movió, y se alzó el río.
¡Lástima de aquel hondo siempre manso!
Y la piedra lavada y el remanso
liáronse en sombras de esplendor sombrío.
Para mirar el cielo, qué trabajos
ruedan los ojos turbios, siempre bajos.
¿Serán estrellas o huellas de estrellas?
Era mi corazón piedra de río,
una piedra de río, una de aquellas
cosas de un imposible tuyo y mío.