Cuando seas rico, comerás carne

Ángela

3-10-2019

 

Decía el refrán: “Cuando seas padre comerás huevos” en los momentos en que comer huevos era prácticamente imposible y si se conseguía alguno era para el padre que tenía que salir cada día a trabajar, y necesitaba estar fuerte para mantener a la familia. Esas épocas de penuria, por suerte, han pasado, al menos en los países desarrollados.

El consumo de carne se ha generalizado muy recientemente, en los años cincuenta y sesenta del siglo XX. Hasta entonces en las zonas rurales se comía carne de caza y el cerdo que se guardaba para la matanza. La cría de ganado de forma “sostenible” que dicen ahora, sólo daba para alimentar a los más adinerados. La gente del común comía alguna gallina de las que criaba, conejo y poco más. Eso era así, no solamente en España después de la guerra. Tampoco en el resto de Europa se comía carne. Patatas, nabos, remolacha; bacalao, arenques, eran la base de la comida en casi toda Europa. En las zonas rurales carne de caza, aquí y allí; y vísceras: callos, manitas de cerdo, de vaca, y todo lo de casquería, también aquí y allí. Por suerte, aquí tenemos todo tipo de legumbres, verduras y frutas. En el centro y norte de Europa su alimentación era reducidísima.

Bueno, pues ahora, han decidido que ya hemos comido bastante y saca la ONU un informe en el que nos dice que tenemos que bajar el consumo de carne por las emisiones de gases de efecto invernadero. Lo del cambio climático sirve para todo. Ni la ONU ni la UNO ni la ANO se atreverían a prohibir el consumo de carne o a restringir la cría de vacas. Pero, hete aquí, que tenemos el cambio climático que nos obliga a dejar de comer carne para salvar la Tierra. Y claro, ya están los medios de comunicación, sacando estadísticas y datos que “confirman” que las vacas producen más efecto invernadero que el petróleo y el gas juntos. Total, que no vamos a ver un chuletón de ternera ni por Navidad.

Resulta que lo que está destruyendo el mundo es la agricultura: la degradación de la tierra «ha acompañado a la humanidad al menos desde la adopción generalizada de la agricultura durante el Neolítico, hace unos 10.000 a 7.500 años, y el aumento de la población asociada». Ese es el problema de la agricultura, que da de comer a la gente y la población aumenta. Porque los nuevos malthusianos están empeñados en reducir la población. En el comunicado de prensa del IPCC del 8 de agosto de 2019 sobre El cambio climático y la tierra se puede leer: “La instauración de un enfoque global en el que prime la sostenibilidad, unido a la adopción de medidas tempranas, es la mejor combinación para afrontar el cambio climático. Ello debería ir acompañado de un crecimiento demográfico reducido y una disminución de las desigualdades, así como de una mejor nutrición y un menor desperdicios de alimentos”. De eso se trata: de reducir la población como sea. Ese es su objetivo último. …

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