Mi lucha
La muerte del padre
Un hombre enamorado
La isla de la infancia
Bailando en la oscuridad
Tiene que llover
Karl Ove Knausgard
(Oslo, 1968)
Ángela
12-1-2018
Sí, yo soy una de las personas que ha leído los cinco libros editados en español que componen la obra Mi lucha, de Karl Ove Knausgar, el escritor noruego al que algunos críticos ensalzan, como Jesús Fernández Úbeda que le considera “el primer mejor escritor del siglo XXI”; y al que otros no soportan, como Alberto Olmos, que se pregunta ¿Es Karl Ove Knausgard el escritor más sobrevalorado del siglo XXI? y él mismo se contesta: Sí.
Pues, ni lo uno ni lo otro. ¿El mejor escritor del siglo XXI?, no sabría decir, ni me interesa, a quien le correspondería ese título. ¿Sobrevalorado?, es posible, pero para un escritor lo que cuentan son sus lectores, y Knausgard tiene muchos.
Mi lucha la conforman una serie de libros (seis en total de los que se han traducido cinco al español) en los que Knausgar va desgranando su vida con todo lujo de detalles, desde la infancia a la edad madura. La serie comenzó a escribirla con cuarenta años, tras los éxitos alcanzados con sus dos primeras novelas, la primera de las cuales publicó a los treinta años; es una obra de madurez, en un momento en el que cualquier persona hace balance de su vida, y para hacer ese balance hay que recurrir a la memoria lo que significa recuperar de alguna manera la felicidad pero también la infelicidad, la alegría y la tristeza, el dolor, el sufrimiento, y en los libros de Knausgar hay mucho de eso.
El primer título es La muerte del padre, para mí el más interesante junto con el siguiente Un hombre enamorado.
La muerte del padre comienza, efectivamente con el entierro del padre de Karl Ove Knausgar, alcoholizado hasta caer muerto. Un tipo duro con sus hijos, profesor querido y admirado por sus alumnos, brillante, alguien de quien nadie se espera que sus hijos se aterroricen ante su presencia. Los recuerdos de una infancia de pesadilla junto con algún atisbo de felicidad cuando el padre los lleva a él y a su hermano a los fiordos a pescar, a pasear en barco, aparecen incrustados en una naturaleza de gran belleza. Con tanta minuciosidad nos detalla los momentos, las situaciones de la vida cotidiana, que es considerado por muchos el Marcel Proust de la época. La familia está formada por este padre terrible, una madre ausente, centrada en su trabajo y sus estudios a la que no se entiende por qué quiere (“ella me salvó, porque si no hubiera estado allí, yo me habría criado solo con mi padre, entonces me habría suicidado antes o después.”), y un hermano pocos años mayor que él, al que admira y adora.
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