Castigo de dios
Desde mi guarida
Ángela
10-4-2020
La vida se ha convertido para todos nosotros en una “no vida”, una no vida normal y corriente. Levantarse temprano, una ducha rápida, la ropa elegida el día de antes para no perder tiempo por la mañana, un desayuno más rápido todavía, y salir corriendo a coger el metro o el coche para llegar a trabajar o a estudiar a la hora en punto. Y pasar una jornada con los compañeros algunos buenos, otros regulares y otros malos; y con jefes también buenos, malos o regulares; o visitando casas para arreglar la fontanería; o vendiendo pan, ropa o lo que sea. Y al acabar la jornada a casa directamente, o al gimnasio o a tomar algo con los amigos y luego a casa, una casa buena mala o regular, con la familia, la pareja o con el gato, depende de la suerte. Y resulta que, de repente, esa vida ha desaparecido, no nos queda nada de lo que hasta hace un mes era nuestra vida. Encerrados las 24 horas del día, le damos muchas vueltas a la cabeza. El miedo se está apoderando de nosotros. Primero el miedo a la enfermedad y la muerte, y luego, al futuro, a lo que nos deparará el futuro. El miedo nos paraliza, no hay nada más que ver la reacción de millones de personas ante las decisiones del gobierno. Nos dicen que nos tenemos que quedar en casa, y millones de personas nos quedamos sin rechistar. Nos dicen que vamos a estar encerrados otros quince días más y asentimos como corderitos. Nos dicen que van a controlar todos nuestros movimientos rastreando nuestros móviles, y lo aceptamos. Nos dicen que pueden dar nuestros datos a quienes ellos quieran, y nos callamos (1), y así todo.
Coronavirus. Ese sería el título concreto, directo, como La peste de Albert Camus. Cuando se hable del coronavirus, esta generación y la siguiente, y la otra, sabrán de qué epidemia estamos hablando. No sólo por la cantidad de muertos, sino también porque después de él nuestro sistema de libertades habrá desaparecido.
En estos días he oído a más de uno decir que “a ver si así aprendemos a no derrochar”(¿), a ver aprendemos no sé qué.. Yo me quedo atónita. ¿Un virus es el castigo que nos merecemos por nuestros errores? Esto no se lo he oído a gente de una secta milenarista, o a los Testigos de Jehová, ni a luteranos que consideran que el hombre debe ser castigado por sus pecados, no, se lo he oído a gente de izquierdas, y no sólo de la izquierda totalitaria que al fin y al cabo tiene su religión como los católicos, los protestantes o los islámicos tienen la suya. También se lo he oído a libertarios. Esta terrible situación nos viene dada por nuestra forma de vida. Las siete plagas de Egipto nos han caído en forma de virus porque nos hemos portado mal.
Yo me pregunto ¿de qué derroche están hablando?, ¿qué derrochamos la mayoría de la gente?. Hasta hace unos años, al menos la mayoría de la gente tenía una casa en propiedad, ahora ni eso. Trabajar para pagar una hipoteca o el alquiler, para comer, para mantener un coche que utilizamos para trabajar y como mucho dar una vuelta el fin de semana ¿eso es derrochar?, ¿de qué gente hablan? Porque a la mayoría de la gente no le da para nada más. A los políticos, sí. Ellos van a seguir cobrando sus buenos sueldos para mantener su …