La nueva normalidad
Desde mi guarida
Ángela
8-5-2020
Lleva días y días el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hablándonos desde su púlpìto (le ha cogido gustillo a su charla de más de una hora, esperemos que no llegue a las seis o siete de Fidel Castro) de la nueva normalidad. Expresión tan ridícula como absurda: la normalidad no puede ser nueva, la normalidad está hecha a base de rutina, es lo habitual; y lo nuevo no es la normalidad porque acaba de llegar. Como es imposible que esto, tan de sentido común, no lo sepan sus asesores (el señor Pedro Sánchez puede que no lo sepa, teniendo en cuenta que para su tesis necesitó mucha ayuda), cuando nos machacan con algo tan absurdo, es que quieren decir otra cosa: que este encarcelamiento que estamos viviendo y que es absolutamente anormal, lo convertirán en normal; incluso cuando el coronavirus desaparezca de nuestras vidas, seguiremos en sus manos, porque millones de personas quedarán en paro cobrando una mínima cantidad y se convertirán en voto cautivo (el miedo, siempre el miedo); incluso muchos de los que tengan trabajo vivirán con lo justo. A modo de Gran Hermano orwelliano nos dicen: haceos a la idea de que nada volverá a ser normal. La normalidad será la que establezcamos nosotros.
Y no son sólo palabras. Esta frasecita que repite el presidente como un mantra la ha recogido el gobierno en un texto que aprobó el Consejo de Ministros el martes 28 de abril: el Plan para la Transición hacia una Nueva Normalidad, que en realidad son las pautas que nos hará seguir el gobierno con el presidente de los encuentros en la tercera fase a la cabeza.
Ni el mismo Orwell en su novela 1984 imaginaba que su mundo totalitario podría llegar tan lejos. En esta obra Orwell muestra un mundo totalitario en el que los ciudadanos están constantemente vigilados por telepantallas, la libertad ha desaparecido y el Gran Hermano, al frente del partido, lo vigila todo. Orwell recrea una sociedad donde se manipula la información y la represión política y social es absoluta. Hasta el lenguaje ha cambiado; mejor dicho, para manipular las mentes crean una neolengua. El ministerio de la Paz es el ministerio de la Guerra, el ministerio de la Verdad se encarga de administrar la verdad, sólo existe la verdad del Partido.
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