Feliz Navidad, pese a quien pese
Ángela
20-12-2020
Me llega un guasap de los graciosos refiriéndose a la Navidad: “¿Os acordáis cuando todos los años al acercarse este día, decíais: yo por mí me comía un huevo frito y me acostaba a las 11. Pues este es el año».¿Cuántas veces he oído eso mismo? Muchas. Con la variante de me iría de viaje yo sola a Canarias (quien dice Canarias dice Benidorm). Esta opción no es factible este año. Sólo queda la cama.
Y es que hay mucha gente que despotrica contra la Navidad, como si la Navidad le hubiera hecho algo. Es comprensible que quieran pasar de puntillas por ella los que han perdido algún familiar. Sentarte a la mesa y que no estén tu madre o tu padre o ninguno de los dos, es muy triste, pero en algún momento volverán a sentirse a gusto con el resto de la familia. ¿Pero los demás? Por ejemplo los que no la soportan porque son ateos. Si no eres creyente, ¿qué más te da a ti que la celebren los demás? Pues, no, no soportan que la gente siga celebrando la Navidad; claro que, a pesar de ellos, la seguimos celebrando. Creyentes o no, tenemos una historia detrás. No salimos de la nada. Somos el resultado de miles de años de vivencias, creencias, pensamientos, reflexiones de todos los que llegaron antes que nosotros, y en Europa somos hijos del cristianismo, incluso si nos hemos rebelado contra él. Dentro de ese contexto, la Navidad es mi infancia.
Dice Pedro Sànchez que la Navidad “son unas fiestas del afecto». Es lo último en tonterías sobre este tema que he oído. Hace unos años alguien empezó a felicitar el solsticio de invierno en lugar de la Navidad. No me acuerdo como era eso de los tontos y los botellines. A Pedro Sánchez no le sale felicitar la Navidad. El año pasado felicitó “las fiestas”. Sin embargo, sí le sale felicitar el Ramadán a los islámicos. Esto escribió en tuiter el año pasado: “Deseo a todos los musulmanes de España un muy feliz Eid el Fitr. Que el mes de Ramadán que acaba de concluir os traiga, nos traiga a todos, mucha paz. ¡Eid Mubarak!”. Mira qué fácil. Y qué bien, como debe ser. El presidente del gobierno de un país en el que la mayoría de la población se declara católica, practicante o no, no felicita la Navidad; y sin embargo sí …