Los renglones torcidos de Dios

Torcuato Luca de Tena

(9 de junio de 1923 – 1 de junio de 1999, Madrid)

PLANETA, 2014

 

Francisco Javier Pérez García, Estudiante de medicina y pianista, de Erasmus por las tierras frías de Rumanía, desde donde nos envía un fragmento sobre este libro y nos anima a leerlo.

 

Hace poco terminé de leer uno de los libros que más me ha impresionado de todos los que he leído, y me ha parecido buena idea compartir con todos vosotros un comentario acerca de él. La obra en cuestión es «Los renglones torcidos de Dios», de Torcuato Luca de Tena.

En él se narra la historia de una mujer que ingresa en un psiquiátrico, pero las circunstancias en que lo hace y la causa prefiero que las descubráis por vosotros mismos, si os animáis a leerlo (no es muy largo).

El libro en sí está muy trabajado, y lo que se describe acerca del psiquiátrico y sus pacientes parece tan real porque, de hecho, el autor residió en uno para documentarse bien por un tiempo, ¡y vaya que si lo hizo!

Es también un verdadero tratado acerca de la relativa maleabilidad de la conciencia humana, por lo que a mí, que me encanta la neurología, me resultó especialmente interesante.

Os dejo uno de los fragmentos que más me gustó del libro. Trata acerca de la naturaleza de las artes según la protagonista. (Francisco Javier Pérez García, 14-01-2016)

 

torcuatoluca

 -¿Qué piensa usted de las artes?

-El arte es la ciencia de lo inútil.

-¿Quiere decir que desprecia a las artes, que las considera algo trivial, y a quienes las practican gentes desocupadas que no tienen otra cosa mejor que hacer?

-¡Nada de eso, doctor! ¡Considero que el arte es tanto más sublime como mayor es su inutilidad!

-Explíquese mejor.

-El hombre es el único animal que se crea necesidades que nada tienen que ver con la subsistencia del individuo y con la reproducción de la especie. No le basta comer para alimentarse, sino que condimenta los alimentos, de modo que añadan placer a la satisfacción de su necesidad. No le basta vestirse para abrigarse, sino que añade, a esta función tan elemental, la exigencia de confeccionar su ropa con determinadas formas y colores. No se contenta con cobijarse, sino que construye edificios con líneas armoniosas y caprichosas que exceden de su necesidad. ¿Hay algo más inútil que la corbata que lleva usted puesta? Pues bien todo eso que está inútilmente añadido a la pura necesidad…. ¡ya es arte! La gastronomía, la llamada hoy ‘alta costura’ y la decoración son las primeras artes creadas por nuestra especie, porque representan los excesos inútiles añadidos a las necesidades primarias de comer, abrigarse y guarecerse.-

-Prosiga, me tiene absolutamente fascinado…

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