amnistía

Investir la mentira

Ángela

17-11-2023

Hace tiempo publicamos el artículo Pedrito: el niño que quería ser rey.  Ese niño, claro, era Pedro Sánchez. En ese momento todavía no sabíamos qué rey quería ser. Hemos tenido muchos reyes, buenos, malos regulares, y el peor. Ahora podemos afirmar que el niño Pedrito quería ser Fernando VII, el peor. Fernando VII y su padre Carlos IV traicionaron al pueblo español por un puñado de reales, pero el menos el pueblo no lo sabía. Los ciudadanos pensaban que había sido Napoleón el que los había obligado a abdicar a favor de su hermano José Bonaparte. Los españoles que han votado a Pedro Sánchez saben perfectamente quien es este tipo, el que nos ha vendido por siete votos. Desde que llegó al poder, ha mentido descaradamente un día sí y otro también. En temas graves y muy graves. Hemos visto cómo el gobierno español bajo sus órdenes ha dejado a los saharauis en manos de los marroquíes, sin despeinarse, y la izquierda le ha votado. Hemos visto negar una y cien veces que no iba a gobernar con Podemos y ha gobernado. Hemos visto cómo decía que no iba a pactar con Bildu, brazo político de ETA, y ha pactado, le hemos oído decir que un político no podía indultar a otro político , “me da vergüenza”, decía, y ha indultado a los independentistas, y así decenas de mentiras.

Bueno, sí ha habido engaño, hasta el final. Dijo que no iba a haber amnistía hasta el día de antes de las elecciones y lo primero que ha hecho es anunciar la amnistía. Lo que hasta ayer era inconstitucional e ilegal, incluso para él, y así lo ha declarado ante los españoles, ahora es legal y constitucional. Siete votos bien merecen la traición. Ahí sí pueden decir sus votantes que han sido traicionados.

Pero no lo van a decir. Estos buenos vasallos van a admitir cualquier cosa que salga por su boquita. Lo que harán, mejor dicho, lo que están haciendo es llamar fachas al resto de españoles que no nos hemos creído sus trolas. Y justificar su voto porque …

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Un puñado de reales, un puñado de votos

Ángela

10-11-2023

Desde que tenemos como presidente al inicuo Sánchez las comparaciones con el miserable rey felón Fernando VII son continuas. El canalla de Fernando VII y el tan canalla como él, su padre Carlos IV, vendieron España a Napoleón por un puñado de reales. Unos milloncejos. El mismo Napoleón se quedó asombrado por la miseria moral de estos malvados. Pedro Sánchez lo ha hecho por siete votos.

Esta consideración de traición parte de la idea de que un tipo como Pedro Sánchez se ha humillado y nos ha humillado a todos por mantenerse en el poder. En general, los ciudadanos tienen la idea de que un presidente de un país es un tipo que desea lo mejor para su país, pero la historia nos demuestra que eso no es así. Hay políticos que trabajan para agentes externos a su país.

Pedro Sánchez cuando salió presidente tras la moción de censura a Rajoy, al primer personaje que recibió no fue a un presidente o primer ministro de cualquier país. Al primero que recibió fue al globalista George Soros. Y eso es una declaración de principios.

Un tipo mediocre, que es expulsado por su propio partido y consigue llegar a presidente sin escribir una simple tesis, ni ganar ni una sola vez las elecciones, es que tiene unos apoyos externos poderosos.

Hay dos corrientes dentro de la política Europea, sobre todo: la primera es la de los Estados-nación. La idea en este caso es la de hacer Estados independientes, tanto económica como políticamente.

La segunda corriente es la mundialista que aparece tras la II Guerra Mundial, y la conforman distintos grupos como El Club de Roma, la Trilateral, el grupo Bilderberg, la ONU, la OMS y el grupo ahora más en auge, el Foro Económico Mundial, más conocido como Foro de Davos con el totalitario Klaus Schwab al frente. De este Foro ha salido la Agenda 2030.

Estos grupos son privados, no forman parte de ninguna institución, no los han votado los ciudadanos y, sin embargo, de ahí salen las directrices que se llevan a cabo en todos los países europeos.

Para poder llevar a cabo el control de Europa, estos grupos necesitan debilitar los Estados, fragmentarlos. Una España de 47 millones de personas, con unas instituciones judiciales capaces de frenar los excesos de sus dirigentes, es más difícil de …

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